1.- Saben de forma instintiva donde hacer sus necesidades. Los gatos nacen con el instinto de ocultar sus heces al defecar para evitar que depredadores mayores puedan detectarlos por esos indicios. Este hecho, que en principio era beneficioso para la especie en estado salvaje, ha contribuido a que sea aceptado de buena gana en muchos hogares atribuyéndole esa faceta de animal limpio y aseado.
2.- Pueden ayudar en el control de ratones. Nadie puede dudar que el primer trabajo que tuvieron los gatos era el de controlar plagas de roedores en las granjas y almacenes. Poco a poco fue pasando de las granjas a las casas y aunque ya no es requerido por ese trabajo en muchos sitios, conservan muchos de ellos el mismo instinto cazador.
3.- Su mantenimiento es más económico. Indudablemente si lo comparamos con un perro de raza grande o gigante el hecho de tener un gato resulta a todas luces mucho más económico. No consume tanta cantidad de pienso y sus comederos, camas y demás utensilios son proporcionalmente más baratos.
4.- Presentan menos problemas de mal olor y requieren baños con menos frecuencia. Un gato sano es un animal que se acicala mucho y no requiere de una atención continua en cuanto a baños y recortes de pelo, en su gran mayoría.
5.- Buena adaptación a los cambios. A la hora de hacer un cambio de domicilio un gato pone menos impedimentos a la hora del transporte, cambio y acondicionamiento a esta nueva situación que un perro, al que hay que buscar un nuevo sitio donde pasearlo, nuevos amigos entre los perros del vecindario y demás condicionantes. Con dejar a nuestro gato que tome posesión de su nuevo territorio durante un tiempo será suficiente.
6.- Son silenciosos por naturaleza. A este hecho ayuda el que tengan una palmas y plantas almohadilladas y con pelo. Los gatos son silenciosos pues así debían ser para poder cazar y escapar de sus enemigos en la naturaleza.
7.- Dan independencia. Hacer una escapada un Sábado por la mañana y no volver a casa hasta el Domingo por la noche resultaría muchísimo menos fantástico de tener un perro al que hay que sacar tres veces al día a pasear o que siente la huida de los dueños como una traición. Un gato no nos lo echará en cara siempre y cuando le dejemos agua y comida suficientes para ese día y medio y tenga su arenero limpio. Además nos recibirá en la puerta de casa frotándose en nuestros pantalones para volver a marcarnos después de no vernos en todo el fin de semana.
8.- Ayudan a que nos relajemos. Se ha comprobado que el tener un gato en casa ayuda a que las personas se relajen más. La presencia de un gato en casa nos baja la tensión arterial y hace que en momentos de estrés no suframos tanto. Seguramente será por que los vemos llevar esa vida de eternos durmientes y simplemente por empatía nos sentimos automáticamente más relajados.
9.- Requieren atenciones mínimas. Al no tener que sacarlos a pasear 3 veces al día dan independencia a los dueños. Eso no quiere decir que no requieran de atenciones por nuestra parte pero nos hace más flexible el horario de juegos con ellos pues no requieren de nuestra presencia para hacer sus necesidades.
10.- A mi no me dan alergia. Reconozco que es una ventaja en mi caso pero también en el de aquellas personas alérgicas a los perros y que deseen tener una mascota tan cariñosa como ellos. Es cierto que también hay personas alérgicas a los gatos pero existen razas de gatos hipoalergénicas como el gato Siberiano, caso de que queráis tener un gato y seáis alérgicos a ellos.
Esos lindos gatitos de la foto me suenan jeje. Muy buen articulo. Estoy contigo. Saludos.
Gracias por la parte que me toca del artículo. Lo de mis gatos es cosa de sus padres, los naturales quiero decir… son lo mejor y yo presumo de ello.