Fluidoterapia en animales hospitalizados.

¿De qué depende el suero que le ponemos a un animal hospitalizado?

Cuando un animal está ingresado para suministrarle suero una de las primeras cosas en las que hay que pensar es en calcular las necesidades de suero que tendrá.

Podemos clasificar en tres fracciones los aportes a sumar.

1.- En primer lugar hay que tener en cuenta las necesidades diarias de cualquier animal que se encuentre en buen estado de salud. Para un gato o un perro mediano  son unos 60ml de suero por kilo de peso y día. Un perro de raza grande tendrá suficiente con un poco menos y así mismo un poco más en los más pequeños.

2.- En segundo lugar tendremos que determinar el grado de deshidratación que tiene en ese momento. La valoración de la deshidratación se puede realizar de forma clínica, mediante la exploración del animal, se valora la pérdida de elasticidad de la piel, el hundimiento de los ojos, la fluidez de la saliva y la concentración de la orina, entre otros datos. En el laboratorio, mediante un análisis de sangre se puede determinar la concentración de ciertos electrolitos y elementos del plasma que nos ayuda de una forma más precisa a determinar el grado de deshidratación.

El grado de deshidratación varía entre el 1 y el 12. Considerando el 5 como el nivel mínimo observable clínicamente y el 12 la muerte por deshidratación. Una pequeña fórmula nos dirá qué cantidad de suero hay que añadir al total dependiendo del peso del animal.

3.- En tercer lugar hay que considerar las pérdidas recientes que no se han visto reflejadas en el estado clínico del animal en el momento en que nosotros lo estamos evaluando.

La suma de estos tres valores nos dará el total de mililitros que le tiene que entrar a cada paciente a lo largo del día.

Aprendiendo a distinguir la deshidratación.

La deshidratación es la consecuencia de la pérdida de líquidos en el organismo.

Hay muchas situaciones en las que nuestra mascota puede sufrir deshidratación y podemos aprender a valorar el grado de deshidratación que presenta fijándonos en una serie de puntos.
No es fácil que podamos determinar todos los puntos de la siguiente lista pero sí nos ayudarán.

1.-Pérdida de elasticidad de la piel. Presenta aspecto acartonado y cuando cogemos un pliegue entre los dedo tarda tiempo en volver a adoptar su posición inicial.
2.-Ojos hundidos o enoftalmos. La deshidratación grave hará que los ojos parezcan hundidos dentro de las órbitas oculares.
3.-Las mucosas (ojos, encías, anillo anal…etc) aparecen contraídas, si presionamos sobre ellas adquieren un color blanquecino que tarda más tiempo en volver al rosado normal.
4.-Pérdida de peso. Debido a la pérdida de líquidos a través de vómitos, diarreas y jadeos pueden aparecer altas variaciones de peso.
5.-Orina escasamente y ésta es muy densa y amarilla. Si bien en otras situaciones la deshidratación es consecuencia de una orina abundante y en este caso suele ser muy incolora y fluida.
6.-Aparece depresión y letargia en la mascota que está muy deshidratada, no puede moverse ni desarrollar su actividad normal.

Según el grado de deshidratación y la enfermedad sufrida, habrá que suministrarle incluso fluidos directamente por vena pues no en todos los casos la rehidratación oral es lo suficientemente rápida o está indicada. Pongamos por ejemplo una gastritis o una pancreatitis fuerte, el ayuno debería ser incluso de agua durante un tiempo en el paciente deberá tener un suministro de líquidos que ante la imposibilidad de ser administrados vía oral lo serán vía parenteral a través de un gotero conectado directamente en una vena o de forma subcutánea. En casos más leves y en aquellos en los que la patología lo permita, como cuando no hay vómitos, la rehidratación podrá ser oral.

Existen otras formas de rehidratación usadas en animales con alto grado de deshidratación y cuya rehidratación por las vías convencionales, venas, oral o subcutánea no son factibles. Hablamos de la rehidratación intracelómica y la ósea. En la primera se administra suero atemperado directamente en el abdomen del paciente con cuidado de no dañar ninguna estructura como intestinos o riñones. En la segunda se canaliza un hueso largo, sobre todo en especies pequeñas como reptiles, roedores o aves y en cachorros, y se aplica así fluidoterapia activa con goteros pediátricos lentos.