Al igual que en el hombre, las patologías prostáticas son también frecuentes en el perro adulto.
Como recordatorio anatómico, la próstata es una glándula sexual accesoria influenciada por las hormonas sexuales. Esta glándula está unida a la vejiga por la uretra, conducto que comparten para transportar el líquido seminal y la orina. Parte de ese líquido seminal lo compone el líquido prostático, que entre otras tiene la función de enriquecer y transportar a los espermatozoides en su trayecto.
El problema de próstata más frecuente en el perro es la hiperplasia prostática benigna que se produce como descompensación en la cantidad y función de las hormonas sexuales masculinas, problema relacionado normalmente con la edad y afectando a los perros de edades mayores de 7 años y más frecuentemente a las razas más grandes como el pastor alemán.
Los síntomas más frecuentes en el perro son la dificultad al orinar , acompañada o no de sangre en la orina y a veces la dificultad en las deposiciones como consecuencia de la compresión de la próstata aumentada de tamaño sobre el intestino grueso ( imagen).
Su diagnóstico es muy sencillo, bien por la clínica como por palpación y mediante la visualización de la misma con ecografía.
Mientras se diagnostique el problema a tiempo, el tratamiento es viable, existiendo medicamentos modernos para ello, sin que la única opción sea la quirúrgica como clásicamente se ha hecho, la castración, eliminando la fuente principal de hormonas con lo que la próstata se reduce de tamaño mitigando los síntomas.