Soy un cachorro de dos meses de raza Schnauzer, a los pocos días de nacer me separaron de mi madre y mis hermanitos y me dejaron en un escaparate de un centro comercial de San Juan, sin mimos ni cariños y encerrado en una jaula de cristal de 1 m2.
La que ahora es mi dueña me vió y le dió tanta pena que decidió comprarme por mucho dinero que le pedían, le dijeron que si pasaba algo en los próximos días o me ponía malito tenía solamente siete días de garantía para poder reclamar…
El mismo día de mi compra me obligaron sin opción a elegir dónde, a llevarme a un veterinario de San Juan para una revisión donde certificaron sin estarlo, que estaba totalmente sano, además tengo un microchip que no saben de dónde procede ni quien me lo puso, por lo que aún estoy sin registrar….
A los pocos días me puse muy malito, con muchos vómitos y diarreas, me llevaron de nuevo muy deshidratado al mismo centro y empeoré pues no sabían lo que tenía, en la tienda donde me compraron me dijeron que ya se había pasado la garantía y que no se hacían responsables de nada ni de los gastos de veterinario y que me buscara la vida, ante mi tremenda sorpresa…
Así que mi dueña decidió sacarme de allí, sin medicación alguna, moribundo y llevarme a otro sitio donde me dijeron que tenía un parásito llamado Coccidio, tenía cientos de ellos en mi tripita que me provocaban una severa gastroenteritis con moco y sangre en mis deposiciones, y según me dijeron los cogí en mi lugar de procedencia que parece ser estaría en malas condiciones higiénicas junto a otros enfermos.
Menos mal que descubrieron a tiempo lo que tenía, me dieron el tratamiento correcto y me he escapado por los pelos de morir.
Ahora ya estoy mejor, empiezo a comer bien y me voy recuperando…
Esta historia es verídica y espero que aquellos que dicen que venden, regalan o dan en adopción animales en garantía sean conscientes y responsables de lo que dicen y no vuelva a ocurrir lo que a mí con ningún cachorrito o animal, pues no somos una mercancía, si no un animal vivo que tiene y nos provoca sentimientos con los que no se debe de jugar.