Hace poco leí un artículo referente a nuestras tortugas autóctonas, el galápago europeo (Emys orbicularis) y el galápago leproso (Mauremys leprosa), dos de las especies más amenazadas de extinción por especies invasoras como la tortuga de Florida.
Hablaba de algunos neonatos procedentes del programa de cría en cautividad llevado a cabo por la Conselleria de Medio Ambiente, en algunos centros de acogida y que una vez alcanzado un tamaño que les permita ser menos vulnerables a la depredación por parte de aves, peces y mamíferos, serían liberados en zonas húmedas valencianas para reforzar las poblaciones de galápagos.
Importante es conocer estas nuestras también bonitas especies, pero no sólo a base de invertir en repoblaciones, si no en concienciarnos en evitar la adquisición o venta indiscriminada de las otras especies invasoras, esas tortugas acuáticas o mascotas que una vez se hacen grandes, dejan de ser atractivas para los niños y son abandonadas en nuestros ríos, lagunas o pantanos compitiendo y aniquilando las especies nativas.