Hay que ser consciente a la hora de adquirir una nueva mascota, sea la que sea, de la gran responsabilidad que tenemos al hacerlo. Debemos ser capaces de cubrir todas sus necesidades y estudiar el comportamiento de dicha mascota hasta asegurarnos de que podremos convivir con ella. Un ejemplo muy claro es el que nos trae a colación en este artículo, el Coatí.
El Coatí es un pariente cercano del Mapache y como éste nos resulta entrañable y cariñoso. Existen varias especies con distinto tamaño pero con un comportamiento similar en lo fundamental. De adulto suelen pesar alrededor de 4-8kg y medir alrededor de medio metro. Durante su primer año de vida suelen ser bebés adorables , curiosos, inteligentes y hábiles. Cualidades que de adultos los vuelven cuando menos traviesos, inquietos y pillos.
Hay que estar muy encima de ellos para que se habitúen a nosotros, sino tornará su comportamiento afable a hosco. Conforme crecen se vuelven dominantes, más las hembras, posesivos y territoriales pudiendo reaccionar mal frente a extraños o ante el dueño. Deberán tener una buena educación desde pequeños. No se admiten mordiscos durante los juegos y demás acciones correctivas.
Si pese a todo lo anterior tenemos las condiciones adecuadas para poder tener a uno de estos animales en nuestra casa habrá que tener en cuenta otros aspectos de su dieta y cuidados.
El hábitat ideal que podemos buscarle es una habitación acondicionada para él (sin cosas que pueda destrozar) y así cuando no podemos tenerlo controlado que esté en ella o bien una jaula de unos 10-20 metros cuadrados en un patio, con zona resguardada y zona libre. No soportan las temperaturas extremas, ni en cuanto a frío como a calor.
Debido a su carácter intrépido habrá que acotar ciertas partes de la casa donde no queramos que entren y guardar cualquier objeto sensible a ser destruido. Es por eso que habremos de proporcionarle nuevos juegos y entretenimientos para que no se aburra y vuelva agresivo.
En su rutina diaria los coatíes están acostumbrados a escarbar en la tierra, deshojar vegetación, morderla y despreciar ciertas partes de la fruta que no son de su agrado por lo que suelen ensuciar bastante cuando comen. La alimentación es omnívora, pudiendo en cautividad acostumbrarse a un pienso de cachorro canino de buena calidad y a frutas y verduras, con algún premio en forma de huevos o caracoles. De tornarse rollizo bastará con cambiar el pienso a uno de adultos o dietético y quitarles ciertos caprichos.
Una visita al veterinario podrá ayudarnos a saber si nuestra nueva mascota está en perfectas condiciones y éste nos explicará las pautas de desparasitaciones y vacunaciones que hay que seguir con ellos.