Aunque puede ser durante todo el año, la época más propicia para las picaduras del mosquito vector transmisor de la leishmaniosis canina es en primavera- verano, en horas crepusculares.
A parte de los consejos para evitar su picadura ( utilización de repelentes, collares..), evitar pasear al animal en esas horas o por zonas donde se sabe habita el mosquito o bien la administración de la reciente vacuna para prevenir la enfermedad, hemos de saber reconocer cómo pueden ser las lesiones de una picadura reciente para así actuar cuanto antes, pues la leishmaniosis muchas veces es una enfermedad curable al 100 %.
Aunque la leishmaniosis como enfermedad puede afectar al ser humano (principalmente a niños y a personas con pocas defensas) y ser muchas las especies animales portadoras del parásito en su sangre (caballo, rata, gato, animales salvajes..), es el mosquito el que la propaga con su picadura al ingerir la sangre de una animal infectado y transmitirla a otro sano.
Es ahora en otoño cuando observamos una gran cantidad de caninos con una lesión cutánea característica (chancro o botón de inoculación) que es donde los parásitos inoculados se empiezan a multiplicar y que por un proceso complicado relativo al estado inmunitario del animal, la lesión puede desaparecer o bien evolucionar al cabo de unos meses al desarrollo de la enfermedad declarada con sus típicos síntomas, tanto cutáneos (caspa, ulceras, lesiones corneales) como internos (anemia, signos insuficiencia renal, hemorrágias…).
Es por ello que en estas fechas aconsejamos explorar las lesiones que puedan aparecer en las zonas de piel sin pelo de nuestro animal de compañía ( orejas, ingles, morro, párpados, labios…) y ante la duda acudir a nuestros especialistas para una revisión y atajar el problema antes de que aparezca.