Es importante saber que educar a nuestro cachorro es una tarea laboriosa, en la que debemos tener una gran dosis de paciencia.
Es importante saber que educar a nuestro cachorro es una tarea laboriosa, en la que debemos tener una gran dosis de paciencia, ya que un cachorro aprende las cosas a base de repetir y repetir las acciones que queremos que aprenda, y acto seguido si lo ha hecho bien hay que premiarlo SIEMPRE, e ignorarlo cuando no. Pero os animo a que pongáis todas las ganas e ilusión posible, porque realmente merece la pena; y estos momentos que dediquemos a nuestro nuevo miembro de la familia serán muy especiales.
Antes de adquirir un cachorro, es interesante que un profesional nos asesore, ya que dependiendo de la situación personal de cada uno, del espacio del que dispongamos, de los miembros que forman nuestra familia, etc…es recomendable escoger un tipo de perro u otro (o una raza u otra), para que en un futuro ambas partes tengan una vida feliz y completa, ya que pasaremos juntos los próximos 14 años como mínimo.
No nos debemos guiar simplemente porque nos guste más o menos el aspecto del perro, hay que plantearse muchos otros aspectos, como he comentado antes: ¿de cuanto espacio dispondrá nuestro perro?, ¿cuanto tiempo le vamos a poder dedicar al día?, ¿los miembros de la familia…son nerviosos?, ¿hay niños?,etc…
Aunque el carácter del perro “se hace”, la influencia genética no se puede cambiar, por ello hay que hacer una buena elección.
Otro aspecto importante a la hora de hacer la elección es escoger macho o hembra, hay que saber que el macho tiende a ser más temperamental, y la hembra tiende a ser más dócil.
Para los cachorros es fundamental pasar los 2 primeros meses de vida con movimiento a su alrededor, gente, sonidos, contacto físico con niños y adultos, etc, y también es importante mientras está el cachorro con su madre, hacerle visitas para que se acostumbre a nosotros. Cuando el cachorro proviene de un criador, y ha sido transportado en algún viaje sufre estrés y experiencias traumáticas.
La edad ideal para separar al cachorro de su madre, es a las 7 semanas.
La primera noche que pasa en casa: es bueno jugar un ratito con él antes de ir a dormir, para que se canse y duerma mejor. Es recomendable que duerma cerca de nosotros, en su camita, caliente (para que no se sienta solo, a ser posible con algo que le proporcione calor), y si llora, es bueno acariciarlo un poquito (tampoco demasiado). Si notamos que en algún momento se inquieta, es muy probable que quiera orinar, en este caso es mejor llevarlo donde queramos que orine, y después de hacerlo SIEMPRE hay que premiarle, con caricias, alguna golosina específica para ellos, etc… Cuando veamos que ya se siente relajado en casa, podemos comenzar a establecer un horario, para que tenga orden en su vida; dar de comer siempre a las mismas horas, sus paseos, etc.
Para educarlo NUNCA hay que castigar físicamente los errores, con un simple NO contundente será suficiente, y apartarlo sin gritos ni brusquedades. Los castigos físicos no sirven para nada, jamás conseguiremos que aprendan, es más…agravaremos otros problemas.
¿Orina y defeca en casa?: muchos cachorros no dejan de hacer sus necesidades hasta los 6 meses de edad, por lo que hay que tener mucha paciencia. Cuando le demos de comer, al ratito lo llevaremos donde queramos que haga sus necesidades, y después lo premiaremos. Esto lo haremos también cuando se despierte por la mañana, alguna vez por la noche, y cuando termine de jugar, ya que son los momentos en los que más necesita orinar y defecar. Es muy positivo que el cachorro salga a la calle desde que lo tengamos, para que se acostumbre a todo, teniendo en cuenta que hasta que no tenga la tercera vacuna, es conveniente llevarlo por la calle en brazo, o dejarlo en el suelo en lugares donde no haya orinas ni deposiciones de otros perros, para evitar contagios; cuando lo saquemos si no hace nada, lo subiremos a casa, y lo intentaremos de nuevo más tarde.
Su espacio en casa: El cachorro debe tener su zona de juego, con su cama confortable y juguetes para que pueda morder, para que de este modo esté relajado. Comedero y bebedero siempre con agua limpia. Cuando vaya a estar tiempo solo, se le puede poner periódicos para que orine y defeque, pero siempre deben estar alejados de su cama.
¿Nos muerde al jugar?: Para enseñarle a que no nos muerda, hay que inmovilizarlo contra el suelo ¡con cuidado! durante unos segundos, para que sepa que nosotros somos más fuertes.
Es aconsejable que se le enseñen órdenes básicas, como “sentado”, “quieto”, “tumbado”. Estas órdenes se deben dar todos los días. Y en cualquier caso se puede pedir la ayuda de un adiestrador, que trabaje siempre en POSITIVO.
Espero que con estos pequeños consejos, compartáis con vuestro nuevo miembro de la familia una vida mucho más alegre.